La primavera no pide permiso. Llega de golpe, abriéndose paso entre el gris del invierno con un escándalo de colores y olores. Es la estación del exceso: flores que se despliegan sin pudor, frutas que revientan de jugo, días que se alargan hasta que ya no queda noche.
Si la primavera tuviera una voz, sería la de Carmen Miranda, cantando con un tocado de frutas imposible. Si tuviera una imagen, sería una flor de O’Keeffe, tan de cerca que casi puedes olerla. Y si tuviera un aroma, sería el de Lady Frutti, con su golpe de mandarina fresca, papaya tropical y pomelo rosado.
Esto no es solo una vela. Es una invitación a vivir como si todos los días fueran el primer día de primavera.
GEORGIA O’KEEFFE Y EL DESEO DE MIRAR MÁS DE CERCA
O’Keeffe entendió algo que el resto del mundo olvidó: las flores no son tímidas. Sus pétalos se abren, se expanden, ocupan espacio. Ella los pintó así, enormes, vibrantes, casi temerarios. No hay nada discreto en la primavera.
Lady Frutti tampoco lo es. No es un aroma de fondo, no es una vela para pasar desapercibida. Es el primer mordisco a una mandarina recién cortada, el frescor del pomelo explotando en la lengua. Es el aroma de la fruta en su punto exacto, ni un día antes ni un día después.
Si O’Keeffe hubiera podido embotellar el color de sus flores, habría olido así.
CARMEN MIRANDA Y LA PRIMAVERA COMO UNA FIESTA
Piénsalo. Nadie se pone un sombrero de frutas para pasar desapercibida. Carmen Miranda no tenía miedo al color, al ritmo, al brillo. La primavera es eso: un carnaval en el que todo florece sin pedir permiso.
Y Lady Frutti huele como un escenario tropical.
🌿 Flor de mandarina: como la primera luz de la mañana en un jardín en flor.
🍍 Papaya tropical: dulce, jugosa, como un beso pegajoso después de comer fruta con las manos.
🍊 Pomelo rosado: chispeante, como un cóctel con hielo un día de verano.
Lady Frutti no es una vela que esperas encender algún día. Es una vela que enciendes porque la vida está pasando ahora mismo.
DE O’KEEFFE A MIRANDA, DEL ARTE A LA FRAGANCIA
El arte y los aromas tienen algo en común: evocan lo invisible. Una pincelada puede hacerte sentir el calor del sol. Un acorde puede transportarte a otro tiempo. Un olor puede devolverte un recuerdo que creías perdido.
Lady Frutti no es solo una vela. Es un manifiesto. Un recordatorio de que el color no es solo para los cuadros y que la alegría no es solo para los escenarios y es una oda a estas dos musas.
La primavera está aquí. Enciéndela.