Los pensamientos y las palabras tienen un poder innegable, pero carecen de sustancia física. Cuando tomas un bolígrafo y un papel y escribes lo que tienes en la cabeza y el corazón, les otorgas una presencia tangible. Puedes verlos, tocarlos; tienen un peso en este mundo. Se vuelven reales.
Dicen que, para manifestar tus deseos más profundos, debes escribirlos. Hacerlo físicamente en un papel o en un cuaderno, en algo que puedas sostener y sentir, convierte tus pensamientos e intenciones en algo real. Les da peso y hace que ocupen un lugar en el mundo. Durante años (aunque últimamente un poco menos, debo admitir), he sacado papel y lápiz para escribir todos los sueños y metas que puedo reunir, así como las cosas que me suceden en el día a día. Revivo momentos, los transformo y los reinterpreto, permitiendo que cobren nueva vida en la memoria y en la página. De esta forma, alivio mi carga mental de preocupaciones y declaro mis deseos en el papel; a veces se cumplen, a veces no, algunos son ambiciosos, y otros tan simples como desear tener más constancia o pasar más tiempo al aire libre.
A veces, abro uno de mis cuadernos en cualquier página y leo cosas que escribí hace años. Me sorprende la persona que escribió, y siento que observo mi propia mente desde afuera, con la perspectiva que me da el tiempo. Recomiendo encarecidamente esta práctica; al menos, ayuda a organizar tus sueños, a obtener la claridad necesaria para perseguirlos, visualizar tus metas y aliviar la carga mental del día a día.
Algunas preguntas que me resultan útiles en este proceso: ¿qué tipo de persona quiero ser? ¿Qué cosas quiero lograr? Imagina claramente cómo sería ser esa persona, hacer esas cosas maravillosas. ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Qué pasa por tu mente? ¿Qué emociones llenan tu corazón? ¿Qué llevas puesto? ¿Quién está contigo? ¿Dónde estás? Sé específico. Escríbelo. Dale peso. La inspiración llega trabajando todos los días. Hazlo realidad.
con cariño,
Karen Duarte
Fundadora de SlowBurn